El páramo de Santurbán: reinvención de un territorio a partir de la reapropiación de lo común

 

Álvaro Acevedo Tarazona1  , Andrés Correa Lugos2  , Andrea Mejía Jerez3  

 

Recibido: 3 de Junio del 2021 Aceptado: 11 de septiembre de 2021 Actualizado: 27 diciembre de 2021

 

DOI: 10.17151/luaz.2022.54.8

 

Resumen:

 

Introducción: Desde el año 2010 el páramo de Santurbán es motivo de conflictos entre distintos sectores de la sociedad. El proyecto de megaminería encabezado por la empresa multinacional Greystar Resources Ltd, acarrea tensiones entre la población urbana y rural frente a las decisiones del Estado colombiano. El resultado de dichas tensiones son movilizaciones sociales que involucran distintos colectivos, la sociedad civil y los lugareños que problematizan sobre el territorio y el uso de los bienes comunes. Objetivo: El objetivo de este artículo es presentar los resultados investigativos frente a la construcción de representaciones del territorio como centro de preocupaciones comunes modeladas a partir de perspectivas e intereses distintos de habitantes de la antigua provincia de Soto, en el departamento de Santander y la población del área urbana en Bucaramanga. Método: Para rastrear la trazabilidad de dichas representaciones se recurre a la revisión documental de prensa y a la realización de entrevistas semiestructuradas a habitantes de los municipios de Vetas y California, así como a defensores ambientales del Área Metropolitana de Bucaramanga; también al análisis de la posición estatal. Resultado: Se evidencia un cambio en la relación de las personas con lo común en medio de la globalización y las políticas estatales. Son evidentes la necesidad del agua para los habitantes del Área Metropolitana de Bucaramanga, de la minería para los pobladores de los municipios cercanos al páramo de Santurbán y de la explotación aurífera a gran escala por parte del Estado colombiano y multinacionales. Conclusión: Si bien el proyecto de megaminería a cielo abierto en el páramo de Santurbán fue retirado, aún está en debate el uso de las riquezas auríferas que interesan a empresas mineras y lugareños. Frente a esta coyuntura las expresiones de protesta de los años 2010 y 2011 permiten construir significados de lo “común” frente a la defensa del territorio y su relación con la cosmovisión urbana y rural.

 

Palabras clave: Ecosistemas, Medio ambiente y desarrollo, Minería a cielo abierto, Páramos, Territorio

 

Santurbán Paramo: reinvention of a territory through the reappropriation of the common

 

Abstract:

 

Introduction:  Santurbán Paramo has been of interest to different sectors of society since 2010. The mega-mining project led by the Greystar Resources Ltd multinational company, gives rise to tensions between the urban and rural population regarding the decisions of the Colombian State. The result of these tensions are social mobilizations that involve different groups, civil society and the locals who raise questions about the territory and the use of common goods. Objective: The objective of this article is to present the research results regarding the construction of representations of the territory as a center of common concerns modeled from the different perspectives and interests of the inhabitants of the former province of Soto, in the department of Santander, and the population of the urban area in Bucaramanga. Method: To trace the traceability of these representations, a documentary review of the press documents is used, and semi-structured interviews are carried out with inhabitants of the municipalities of Vetas and California, as well as with environmental  defenders of the Metropolitan Area of Bucaramanga as well as the analysis of the state position. Result: There is evidence of a change in the relationship of people with the common in the midst of globalization and State policies. The need for water for the inhabitants of the Bucaramanga Metropolitan Area, for mining for the inhabitants of the municipalities near the Santurbán Paramo, and for large-scale gold exploitation by the Colombian State and multinationals are evident. Conclusion: Although the open-pit mega-mining project in the Santurbán Paramo was withdrawn, the use of the gold wealth that is of interest to mining companies and locals is still under debate. Faced with this situation, the expressions of protest in 2010 and 2011 allow the construction of meanings of the "common" in the face of the defense of the territory and its relationship with the urban and rural worldview.

 

Keywords: Ecosystems, Environment and development, Open pit mining, Paramos, Territory 

 


 

Introducción

 

En el año 2017 los grupos de investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico Educativas (PSORHE) y Población, Ambiente y Desarrollo (G-PAD) participaron en un proyecto cuyo interés se centra en el páramo de Santurbán. El objetivo del estudio está dirigido a comprender las acciones colectivas urbanas y rurales en torno al conflicto socioambiental generado por la gran minería en el páramo de Santurbán desde el año 2011 debido al proyecto Angostura, encabezado por la entonces empresa canadiense Greystar Resources Ltd. (hoy Eco Oro Minerals Corp). Posteriormente, desarrollan en conjunto un proyecto de investigación titulado “Estado de excepción, conspiración y represión en Bucaramanga financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Extensión (VIE) de la Universidad Industrial de Santander (UIS). Con los resultados de investigación y teorización de ambos fue posible establecer un análisis sobre el devenir de la movilización social frente a categorías de análisis como el territorio y el bien común

 

El páramo de Santurbán está situado entre los departamentos de Santander y Norte de Santander. Su extensión es de 142 000 hectáreas. En Santander el páramo se ubica principalmente en el norte de la antigua provincia de Soto, la cual está compuesta por los municipios de California, Charta, Suratá, Tona y Vetas, los cuales dependen en su mayoría de una economía aurífera basada en la minería artesanal y orfebrería. Sin embargo, desde el año de 1994 distintas empresas mineras extranjeras empiezan a comprar predios y llevar a cabo proyectos mineros y desde 2009 grandes capitales mineros extranjeros proponen proyectos de explotación de oro a gran escala. En el año 2011 esta tensión llega a un punto álgido, pues la empresa canadiense Greystar Resources Ltd. presenta la solicitud al Ministerio de Ambiente para explotar el páramo a cielo abierto. Este proyecto despierta la preocupación de la ciudadanía, pues conlleva una degradación del territorio y el medio ambiente. Debido a que el páramo de Santurbán es un espacio biogeográfico con potencial minero, hídrico y biodiverso, el encuentro de intereses diferentes configura un marco de disputas sociales, políticas y económicas. La minería en Santurbán es un tema polémico porque de este páramo no solo depende el abastecimiento hidrográfico de dos departamentos, sino también el clima, la calidad del medio ambiente, la historia económica y la cultura de las poblaciones.

 

La problemática por el extractivismo en Santurbán además de ser ambiental, es un síntoma sociocultural de la tensión entre lo local y lo global. Los intentos neocolonialistas de empresas extranjeras por ejercer control en zonas olvidadas por las instituciones nacionales afectan las representaciones del territorio, el agua y las riquezas como factores de lo común. Este artículo se centra en el concepto de territorio por ser mencionado recurrentemente durante las entrevistas como una construcción social que va más allá de una delimitación espacial y configura las relaciones entre quiénes lo habitan y quiénes no. En razón de ello se adopta la definición de territorio propuesta por Deleuze, pues además de apelar a la multiplicidad y a las tensiones por el poder, concibe el mismo como resultado de las proyecciones del deseo de los actores sociales en un marco espacio-temporal (Deleuze, 1997, p. 25).

 

Los seres existentes se organizan según territorios que ellos delimitan y articulan con otros existentes. El territorio puede ser relativo tanto a un espacio vivido como a un sistema percibido dentro del cual un sujeto se siente “una cosa”. El territorio es sinónimo de apropiación, de subjetivación fichada sobre sí misma. Él es un conjunto de representaciones las cuales van a desembocar, pragmáticamente, en una serie de comportamientos, inversiones, en tiempos y espacios sociales, culturales y cognitivos (Guattari y Rolnik, 2006, p. 323).

 

En otras palabras, el territorio es una construcción social sometida a expresiones o tensiones que lo forman y lo deforman. Esta concepción brinda especial atención a la percepción del sujeto como parte del territorio y no como algo externo a él. Dado que el territorio no es delimitado por un espacio físico, sino que es entendido como un concepto que cambia de acuerdo con las dinámicas ambientales, económicas, políticas y culturales de la sociedad, las interpretaciones de un mismo territorio no son homogéneas ni pueden ser explicadas de forma jerárquica, lo cual configura al territorio como una variable de fricción que se puede extrapolar a la construcción de las problemáticas socioambientales.

 

El roce entre estas distintas interpretaciones, que Deleuze (1997) llama “territorialidades”, produce “líneas de fuga”, las cuales pueden ser consideradas como resignificaciones a conceptos que permean y estabilizan la estructura social; uno de estos es “lo común”. El debate por lo común es muy antiguo, se remonta a los clásicos commons, según ciertas características de uso comunal dentro de los cercamientos (enclosures). A partir de la década de 1980 el término deriva en una emergencia por el porvenir, en el que diferentes movimientos empiezan a oponerse a la explotación de los recursos naturales debido a la permanente incertidumbre que suscita la dinámica neoliberal que rige la economía y la cultura hacia un aprovechamiento acelerado y desigual de aquellos recursos considerados como “lo común” (Laval y Dardot, 2014, p. 21). Pensar en lo “común” como una categoría de análisis posibilita el debate de la situación actual del capitalismo y la destrucción de las condiciones de vida en el planeta protagonizadas por el mismo ser humano, en especial en lo concerniente al medio ambiente y los recursos naturales (Stengers, 2009). Según Laval y Dardot (2013) este periodo definido como cosmocapitalismo coacciona sociedades y poblaciones a las lógicas y normativas globalizantes, aquellas que no se acojan son entonces condenadas al atraso y el olvido. Según Jean Kovel (2002) el principal afectado de la lógica es la naturaleza, que es precipitada a una crisis ecológica afectando primeramente a los más pobres: el calentamiento climático agrava las desigualdades globales en condiciones de vida y de supervivencia, porque afecta a las sociedades de formas muy diversas (Welzer, 2011, p. 13).

 

Frente a dicha coyuntura las movilizaciones sociales aparecen como una fuerza transformadora de condiciones sociales y análisis por las cuales se puede percibir los cambios en las categorías como territorio y lo común. Estas dos categorías son ejes de resistencia frente a las dinámicas del capital y la extensión de la propiedad privada a esferas de la sociedad, la cultura y el medio ambiente. En otras palabras, la reinvención del territorio y lo común apuntan a un porvenir no-capitalista, tal y como lo formularon en su génesis Hardt y Negri (2011).

 

El uso desmesurado de los recursos comunes, como el oro y el agua, incita una crisis ecológica que actualmente suscita una preocupación generalizada debido a problemáticas como el cambio climático y la extinción de especies de flora y fauna. Además, la presencia de la globalización en estas zonas se presenta con un extractivismo cuyo único objetivo es explotar los recursos naturales, emulando la vieja tradición entre centro y periferia de siglos atrás que tantas desigualdades produce (Wallerstein, 2005, pp. 46-47), las cuales se pueden evidenciar en las representaciones del territorio como un objetivo de protección común. La interacción entre los conceptos de “lo común” y el de “territorio” es una oportunidad que ofrece la teoría para estudiar el caso particular del extractivismo en Santurbán, donde el territorio tiene distintas lecturas, configurando conflictos socioambientales como el que se expone a lo largo del texto.

 

El presente artículo desarrolla los resultados investigativos frente a la construcción de representaciones del territorio como centro de preocupaciones comunes modeladas a partir de perspectivas e intereses distintos de habitantes de la antigua provincia de Soto y la población del área urbana de Bucaramanga en el departamento de Santander. La observación de los investigadores y el análisis de las experiencias de las personas entrevistadas permiten el desarrollo de este texto a modo de narración interpretativa. La primera parte presentada es la metodología, mediante la cual se exponen los pasos seguidos para realizar la investigación. La segunda parte hace referencia a la penetración de transnacionales mineras en la región en la década de 1990. Este advenimiento dinamiza el interés de los grupos armados ilegales en la zona y la convierte en un paso estratégico de la delincuencia y la insurgencia. A pesar de ello, los pobladores resisten dicha incursión. Posteriormente se trabaja en una discusión a partir de la reapropiación de lo común, en otras palabras, la resignificación del páramo como elemento que unifica, pero que también genera conflictos, lo cual lleva a explicar a partir de las acciones colectivas la posibilidad de resistir a las embestidas de los grandes emporios mineros y conservar hasta cierto punto la tradición. Finalmente se presentan unas conclusiones tentativas.

 


 

 Materiales y método

 

El desarrollo de esta investigación cualitativa presenta varios tropiezos y limitantes debido a que la polémica por la explotación minera es aún latente y existe aversión por parte de los grupos urbanos y rurales a participar. Esto obligará a los investigadores a buscar alternativas para hacer posible el acceso a la información. Por consiguiente, es necesario recurrir a un aparato epistemológico lo suficientemente amplio que abarcase las distintas experiencias de targets poblacionales específicos y muy variados. Para ello se recurre a los métodos de la historia social orientada a los sectores subalternos y las movilizaciones sociales. Se realizan algunas visitas de acercamiento previas a la recolección de información en los municipios de Vetas y California. También se interviene en las reuniones de los movimientos ambientales de Bucaramanga para dar a conocer el proyecto de investigación y motivar la participación de sus integrantes. De forma paralela se recolecta información en diarios locales y periódicos de circulación nacional. Una vez es posible establecer contacto con las personas interesadas en ser parte de la investigación, se hacen tres visitas a cada municipio y se organizan citas con los actores urbanos.

 

Las entrevistas siguen un formato semiestructurado, guiado por preguntas que giran en torno a las temáticas acciones colectivas, páramo, minería, transnacionalización y territorio. Se aplican consentimientos informados a todos los participantes tal como lo exige el código ético para la investigación. Allí se solicita permiso a las personas para ser grabadas, para transcribir las entrevistas y para citar extractos de sus afirmaciones en textos académicos. Se realizan dieciocho (18) entrevistas semiestructuradas en Vetas, California y Bucaramanga y una (1) entrevista grupal en California. En Bucaramanga las personas entrevistadas cumplen con el criterio de selección de ser mayores de edad y haber participado en acciones colectivas en torno a la problemática socioambiental en Santurbán durante los años 2010 y 2011. En los municipios de Vetas y California los participantes seleccionados son mayores de edad y tienen alguna relación directa con el conflicto socioambiental por la presencia de Greystar Resources Ltd. entre los años 2010 y 2011. Encontrar las experiencias movilizadoras en Bucaramanga es sencillo porque los colectivos ambientalistas como el Movimiento Cívico Conciencia Ciudadana y el Comité Cívico por la Defensa del Agua y el Páramo de Santurbán que encabezan las movilizaciones se mantienen activos con reuniones semanales. Para los municipios de Vetas y California la cuestión es más compleja. Los pobladores no tienen una separación diacrónica de los acontecimientos ni están reunidos en colectividades específicas, todos están marcados por esta problemática. Su vivencia es sincrónica y está marcada por la tensión entre la defensa del páramo y la defensa de la minería artesanal.

 

Después de recolectada la información, las entrevistas son transcritas y consideradas de acuerdo con las categorías de análisis que orientan la investigación. El material de prensa es organizado cronológicamente y por categorías. Posteriormente se procede a la escritura de textos de investigación para la divulgación de los hallazgos del estudio con el fin de aportar al conocimiento sobre el extractivismo, los conflictos socioambientales suscitados en zonas rurales y urbanas, y las movilizaciones ambientales que tienen gran influencia en la participación ciudadana en Colombia y en el mundo actualmente.

 


 

 Resultados

 

Desde hace siglos el páramo de Santurbán ha sido el referente territorial de las sociabilidades de la población de Soto Norte. Ninguna delimitación política puede modelar los intereses y la construcción social de los individuos de una manera tan eficiente como lo hace el territorio4. Para este caso específico, la cercanía al páramo posibilita una economía aurífera particular, un estilo de vida propio de la alta montaña5 e incluso un hermetismo local bastante marcado frente a las irrupciones de un mundo globalizado. Empero, la relación entre el hermetismo local y la hiperconexión es arrolladora y sigilosa. Si bien el sistema económico neoliberal interfiere en la política pública y hace que se capitalicen nuevos recursos para generar nuevas rentabilidades, este es un proceso soterrado tanto en el Estado como en el territorio local a incidir.

 

Históricamente la población de municipios como Vetas y California ha subsistido del oro extraído de sus montañas. Gran parte de esta actividad aurífera es realizada de manera artesanal. Los mineros se internan en las vetas montañosas para picar la roca y luego separar el oro del resto de material removido. Esta actividad de vieja data se remonta a una tradición de más de cuatro siglos. Los indios Chitareros utilizaban métodos rudimentarios para excavar las entrañas del suelo en busca de oro desde antes de que llegaran los españoles en 1513. Las minas representan un modelo de subsistencia común en un ecosistema de alta montaña poco generoso con los cultivos. Tal y como lo señalan los entrevistados, aunque en el páramo existen algunos cultivos de pancoger, no se puede depender de ellos, por lo cual deben recurrir a la minería como alternativa a la subsistencia (Actor Clave 12, Comunicación personal, 10 de abril de 2018).

 

Algunas personas de California que participan en esta investigación recuerdan con cierto romanticismo épocas anteriores a la minería industrial, cuando la extracción de oro se llevaba a cabo en los molinos californianos donde trabajaban entre ocho y diez obreros durante ocho horas diarias. La función de los molinos es moler la roca y extraer el oro; las personas a cargo de cada molino se repartían las actividades, unos iban a recoger “carga”, es decir, ir por la roca, otros se encargaban de moler y otros de extraer el oro:

 

Nosotros vivíamos mejor y más lindo cuando estaban los molinos, que son los que llamábamos los molinos californianos y que había trabajo para diez u ocho obreros, usted trabajaba las ocho horitas y se iba para la casa a descansar, no lo molestaba nadie, llegaba el patrón y lo mandaba, usted váyase para la mina a traer carga, usted váyase a moler y usted a sacar esto, a hacer esto (Entrevista Grupal, 23 de agosto de 2017).

 

Los mineros tenían una dinámica particular de trabajo, algunos tomaban guarapo o cerveza para hacer frente a la jornada; sin embargo, la llegada de las grandes compañías mineras significa el fin de los molinos y con ellas la implementación de una nueva dinámica laboral que modifica el ritus del minero artesanal de Soto Norte. Desde la década de 1990 el hermetismo que caracteriza y preserva la forma de vida de los pobladores es afectado. Las aperturas económicas atraen a empresas mineras multinacionales que compran miles de hectáreas en zonas de alta montaña como es la compañía canadiense Greystar Resources Ltd., que en 1994 es dueña de más de 30 000 hectáreas en inmediaciones del páramo y sus lagunas (Molano, 2010).

 

La incursión de la multinacional atraviesa otra realidad, y es la presencia de grupos armados ilegales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ambas guerrillas se interesan por controlar las minas de oro y usar los páramos como pasos estratégicos para movilizar armas, droga y secuestrados. En medio de esta dinámica las personas en la región perciben una pérdida en la tranquilidad que caracteriza a la región. Distintos actores se quieren lucrar al mismo tiempo del oro, pero los que terminan más afectados son los pequeños mineros. Por ejemplo, los filones de oro tienen su máxima extracción en la época de lluvias. Cuando las nubes se tornan de color gris, los pobladores saben que llegan los guerrilleros del Frente 20 de las FARC, del Frente Claudia Isabel Escobar del ELN o del Frente Hugo Carvajal del Ejército Popular de Liberación (EPL), a cobrar tributos de hasta cincuenta millones de pesos (Centro Regional Oriente, 2002). El negocio de la guerra convierte a la región en un cheque al portador. La presencia de ciudadanos extranjeros que trabajan en las compañías mineras es otra de las mayores fuentes de ingresos para las guerrillas al cobrar la liberación de secuestrados canadienses (Unidad Investigativa, 1998). El páramo se vuelve una lotería para secuestradores y extorsionistas.

 

Ante estas acciones las empresas mineras multinacionales refuerzan su seguridad tanto en infraestructura como en pie de fuerza. Una de las medidas que causa mayor impacto en la zona es la instalación de un portón y el cercamiento del camino que conduce hacia las lagunas en lo alto del páramo. Si bien Greystar Resources Ltd. es dueña de los predios, dicho camino es un paso obligatorio para las personas de la región. Ante tal eventualidad, los pobladores con apoyo de la administración local, se organizan para rechazar la situación, pues consideran que están siendo tratados como forasteros en su propia tierra:

 

Eso fue terrible. Cuando eso yo era presidente de la Junta de Acción Comunal y les pasamos derechos de petición, pero no hubo poder humano que cambiara esa decisión, no podíamos pasar, tenían el portón, ¿cómo pasaba uno? Realmente ese portón lo quitó el alcalde anterior, Víctor Arias, hace dos años, él fue, no le pidió permiso a nadie, se llevó a la policía y a unos obreros y les dijo: “me tumban ese portón porque esto es una vía pública, usted podrá ser dueño de su proyecto, pero no es dueño de la vía” (Actor Clave 3, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

Además, la compra paulatina de los predios en la zona por medio de coacciones resulta en la pérdida de las minas dedicadas a la extracción artesanal para obligar a la población a emplearse en distintos cargos en la compañía transnacional. El problema de fondo es la pérdida de la tradición y del arraigo al territorio habitado. Un claro ejemplo de ello es expuesto por una habitante de California:

 

Llegó fulano y compró y nadie estuvo pendiente de toda esa negociación y la gente regaló sus predios, no sabían qué tenían, mucha gente durmiendo encima del oro y no sabía de la riqueza tan grande que tenían y los hijos de esos mineros que vendieron, hoy en día están pidiendo empleo (Actor Clave 1, Comunicación personal, 23 de agosto de 2017).

 

La relación con la empresa extranjera se debilita hasta el punto de que Greystar Resources Ltd. llega a reconocer que su único interés es extraer oro, perjudicando gravemente el ecosistema y sin garantizar una mejora en las condiciones de vida de los pobladores de los municipios de influencia del proyecto Angostura, tal como es evidente en el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa al Ministerio de Ambiente para solicitar la licencia de explotación minera a cielo abierto. Este proyecto busca extraer cerca de veinticinco toneladas anuales de oro durante veinticinco años (Greystar Resources Ltd., 2009). Sin embargo, el costo ambiental será muy alto por lo cual una parte de la población de Vetas y California tiene sus reservas ante el proyecto, pues consideran que afecta su tradición y modificaría de manera sustancial su cotidianidad.

 

Ahora bien, otra parte de la población sí esta de acuerdo con el proyecto, entre otras razones, porque muchos de ellos están empleados en la compañía y tienen un empleo con las garantías laborales legales, lo cual les permite cierta solvencia y estabilidad económica. Además, con la política de responsabilidad social empresarial, la compañía encuentra estrategias para ganar aceptación en las comunidades, por ejemplo: promocionar la fiesta religiosa de Nuestra Señora del Carmen, los campeonatos de fútbol juvenil, las capacitaciones de mujeres en economías alternativas a la minería, como la capricultura y la avicultura, entre otras actividades:

 

Ahí existe una situación muy difícil y es que, por ejemplo, puede ser que en el municipio la mayoría fueran opositores del proyecto por todo lo que implicaba, pero qué es lo que sucedía, que de esas mayorías, muchos eran empleados de la compañía, eran proveedores de bienes y servicios, andaban en algo con la compañía, ellos no decían nunca que no porque la compañía estaba encima, si usted decía algo del proyecto le cancelaban su contrato (Actor Clave 3, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

Ellos estaban en todos los pueblos, si era el Día de los Niños allá llegaban con regalos, con disfraces y para el Día de la Madre llegaban con flores, el Día de la Mujer lo mismo, el Día del Padre traían una serenata, eso mejor dicho, en todo lado; que una asociación de campesinos necesitaba unos bultos de abono, listo, llevémosle y entonces claro, andaban en toda parte, y el día de la Virgen del Carmen repartían escapularios y por ejemplo, daban sombreros para todo el mundo, entonces todo el mundo, ¡uy, la empresa repartiendo sombreritos, bacano! (Actor Clave 2, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

Sin embargo, el tema de la “querencia”6  con el territorio emerge en cada entrevista. Esto significa que existe una estrecha relación de respeto por el páramo, sus lagunas y la alta montaña. Los mineros tradicionales viven del páramo, pero reconocen la majestuosidad e interdependencia con el mismo, lo cual no sucede con el extractivismo, el cual ve el territorio como un elemento a explotar de manera eficiente. Esta lógica se percibe, por ejemplo, en la dimensión de la explotación de la montaña. Las personas entrevistadas aducen que la minería artesanal jamás logró perforar más de cien o doscientos metros de profundidad: “nosotros venimos trabajando la minería hace más de cuatrocientos años y el túnel más hondo que cavaron los mineros no alcanza a tener cien metros de profundidad” (Entrevista Grupal, 23 de agosto de 2017). Al contrario, la minería a gran escala debido a sus expectativas económicas implica un riesgo ambiental importante y una desaparición paulatina a corto plazo del ecosistema de páramo7.

 

El cambio abrupto en menos de dos décadas de la relación de los pobladores con el páramo se debe a cuestiones de tipo económico propias de la globalización, como la llegada de empresas extranjeras a la región y la masificación de los grupos guerrilleros para lucrarse del oro y de las empresas extranjeras por medio de la extorsión y el secuestro. En las dos últimas décadas del siglo XX y comienzos del siglo XXI, el desinterés histórico del Estado se evidencia en que la única presencia institucional que lo representa son las fuerzas policiales y militares, de manera que el territorio se convierte en un blanco fácil de proyectos a gran escala que buscan convertir un espacio común en una alacena de activos de una empresa minera multinacional extranjera bajo la promesa de aportar al desarrollo de las poblaciones. Ahora bien, lo que tal vez no tienen presente es que la tensión y urgencia de avalar como sea tales proyectos, llevará a una protesta social sin precedentes en la historia de los movimientos ambientales, a tal punto que transformará la visión del territorio entre los pobladores y sus vecinos.

 

La reapropiación de lo común

 

La degradación del ambiente por parte de proyectos de gran minería afecta de manera directa a las personas que viven en cercanía a la zona de influencia, y a mediano o largo plazo a ciudades como Bucaramanga. El proyecto que la empresa canadiense Greystar Resources Ltd. pretende llevar a cabo en Santurbán representa un cambio drástico en el ecosistema de alta montaña y de páramo, a su vez que afecta la cotidianidad de las personas del territorio. El proyecto denominado Angostura planea abrir una mina a cielo abierto en un depósito de cerca de 7.7 millones de onzas de oro; según la proyección se extraerán dieciséis toneladas diarias por veinticinco años, y para hacerlo removerán 1 075 millones de toneladas de roca en 220 hectáreas. El proyecto utilizará las fuentes de agua de las quebradas Páez, Angostura y El Salado. Desde luego, es un negocio rentable pues con una inversión de 100 000 000 de dólares se proyecta una ganancia cercana a 945 000 000 dólares (Greystar Resources Ltd., 2009). Ante la proporcionalidad de material extraído y los cambios en el territorio, los pobladores de Soto Norte y del Área Metropolitana de Bucaramanga empiezan a replantear la importancia de su entorno y su significado. Sin embargo, la representación del territorio es heterogénea debido a las distintas relaciones establecidas con el mismo, lo cual produce tensiones entre quienes habitan el páramo y quienes no lo habitan: “los ambientalistas de Bucaramanga no conocen el páramo de Santurbán. Creo que ni conocen la laguna de Páez, ni un poquito, y eso ahora porque todo mundo está en la expectativa por la riqueza que hay aquí” (Actor Clave 1, Comunicación personal, 23 de agosto de 2017).

 

Los pobladores de California conciben el páramo como un elemento que recoge su forma de vida y rememora su pasado y tradición. Además, la relación con el territorio se fundamenta en los significados otorgados al mismo, por ejemplo, como lugar sagrado, al cual se le concibe como un espacio animado que se enoja si no se le respeta, o que cuida y limpia las energías con el poder sanador de las lagunas y la pureza de las montañas. De manera que subir al páramo es una actividad que realizan las familias cada año con fines de purificación espiritual y de esparcimiento:

 

El minero va allá a una práctica, como para liberar, purificar, respirar aire puro. Hay algunos que lo hacen, algunos se van con su familia y dicen, vámonos a caminar un domingo, madrugan, empacan su lonche y se van a caminar; la gente no usa los páramos para otros fines, lo usa para un tema de relajación de su propio estrés y de su vida. Nuestros abuelos nos decían que allá arriba en las montañas nace la vida y nace el agua. Es más, ellos hacían como una práctica de limpieza porque la abuela decía: “yo cada año subo cuando quiero sacar todo lo del año”; ellos una vez al año subían por allá a tomar aire, a respirar (Actor Clave 3, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

La configuración del territorio en Soto Norte referencia una relación muy estrecha entre la población y el espacio geográfico. El páramo no es simplemente un accidente geomorfológico, sino que funciona como un sujeto historizante, el cual existe en interdependencia con la población. De modo que la relación de provecho con la montaña no es percibida desde una perspectiva binaria de recursos que ubica al ser humano en una posición jerárquica de superioridad para capitalizar la naturaleza, sino que existe un respeto enmarcado en la interdependencia, tal como lo expone una habitante de California:

 

Nosotros sí lo hemos cuidado toda la vida […] Yo tengo sesenta años, ¿quién ha cuidado todos esos nacimientos de agua? Nosotros los californianos y los del páramo de Santurbán, ahí la gente ha comido, unos se han ido, otros se han muerto, nosotros estamos ahí (Actor Clave 1, Comunicación personal, 23 de agosto de 2017).

 

En el caso de Bucaramanga la configuración de dicha territorialidad es distinta, en parte, porque está basada en un conocimiento científico que categoriza desde sus propias observaciones y estudios. Así se evidencia en las entrevistas realizadas a defensores ambientales cuando se les pregunta por la importancia del páramo para sus vidas y las de sus familias:

 

El macizo de Santurbán es el mismo macizo de casi toda la Cordillera Oriental porque comparte esa naturaleza con las fallas geológicas de toda la cordillera. Ahora, ¿cuál es la particularidad? Que un páramo tiene un ecosistema tan particular que solo es posible que exista en unas condiciones ambientales muy específicas (Actor Clave 5, Comunicación personal, 8 de agosto de 2017).

 

Esta definición de páramo enfatiza en la importancia ambiental, por lo cual la relación con el territorio es construida a partir de un saber académico que poco tiene que ver con la interacción cotidiana de la población urbana con el mismo. Ahora bien, los movimientos de defensa ambiental reconocen la dependencia de la ciudadanía urbana con respecto al agua que proviene del páramo pues es único en el mundo y uno de los pocos existentes en Colombia que alberga flora y fauna exótica, y provee agua potable al 70% de la población del país (Vásquez y Buitrago, 2011, p. 12). Por ello, consideran que es un deber ciudadano ser parte activa de la defensa para su preservación:

 

El páramo representa la vida, la vida en el agua porque el agua es fundamental, es un derecho constitucional, es un derecho fundamental, entonces creemos que la defensa del páramo es una prioridad que debemos tener todos los santandereanos por el significado que él tiene para el suministro del agua para todos los seres humanos de la zona (Actor Clave 7, Comunicación personal, 26 de julio de 2017).

 

Pero además de ser un tema de supervivencia, esta defensa se fundamenta en los derechos constitucionales. En otras palabras, en la ciudad de Bucaramanga, el efecto aglutinador del ser humano con el territorio no lo apunta a la querencia sino a las cartas democráticas, pues como ellos mismos reconocen, el páramo no es importante antes de que exista una amenaza a su conservación:

 

En este momento la relación con Santurbán, es mayor a la que tenía hace diez años, en la medida en que desde Bucaramanga no estamos pendientes de Santurbán sino desde hace ocho años, ¿por qué? Porque desde hace ocho años fue cuando ya quedó planteada la amenaza al agua de Bucaramanga [se refiere al proyecto Angostura] (Actor Clave 6, Comunicación personal, 31 de julio de 2017).

 

Esto conlleva a que los colectivos consideren justar sus luchas y rechazar los proyectos mineros a gran escala que afectan directamente la médula de la sociedad contemporánea: las garantías constitucionales.

 

Tanto la visión de la población de Soto Norte como los del Área Metropolitana de Bucaramanga tiene en común la necesidad de asegurar un porvenir; dicho porvenir puede considerarse como la interrelación en las concepciones de futuro entre los individuos. Solo cuando es posible pasar por encima de la visión del “yo” para establecer un “nosotros” y enlazar tales relaciones en medio de un contorno social, es posible entonces comprender la configuración de los territorios. Dichos territorios son comunes porque le pertenecen a todo aquel que comparte su importancia geográfica, ambiental y/o social.

 

De otra parte, el territorio entendido como espacio “común” es posible al establecerse un “nosotros”. En este caso, ese “nosotros” está dividido entre la población de Soto Norte y la población de Bucaramanga. A partir del conflicto socioambiental iniciado en el año 2010, la distinción entre “nosotros” y “ellos” busca la figura del foráneo para afianzar los discursos de identificación con el territorio. Por ello las fricciones entre pobladores urbanos y rurales son inevitables. Un factor que juega un papel importante en dicha tensión son las noticias controversiales creadas por los medios masivos de comunicación8, las cuales poco a poco fortalecen la enemistad entre la población urbana y la población rural.

 

La ciudadanía urbana y rural de los departamentos de Santander y Norte de Santander se relacionad estrechamente con el páramo de Santurbán desde hace varios siglos, ya sea a través de la extracción minera, del equilibrio climático o de la provisión de agua. Es interesante destacar que antes de la incursión extranjera en el territorio, la tensión entre las poblaciones urbanas y rurales no existía. En el momento en el que se plantean proyectos de minería a gran escala es cuando se genera la necesidad de iniciar acciones para defenderlo. En el caso de los habitantes de Vetas y California, el objetivo de estas acciones consiste en la preservación de la cultura, la tradición y la coexistencia; en el caso de los habitantes de Bucaramanga, las movilizaciones buscan la conservación del ambiente para asegurar el porvenir de las poblaciones. Cada grupo social encuentra razones distintas para defender un mismo espacio. Lo paradójico es que, a pesar de los tímidos acercamientos, la visión urbana y la visión rural no han podido llegar a acuerdos que les permita construir nuevas representaciones del territorio como un lugar común.

 


 

 Discusión

 

La población de Vetas y California que participa en esta investigación considera necesario defender el territorio de la compra por parte de empresas mineras multinacionales, que con sus proyectos a gran escala convierten el espacio de vida en un nodo de capitalización extractivista que lleva a fraccionamientos en la economía y la cultura local haciendo prácticamente imposible cualquier forma de trabajo artesanal. Con el discurso desarrollista, las empresas mineras multinacionales buscan romper los vínculos del pueblo con el territorio para facilitar la producción capitalista. Es por esto que actividades como el galafardeo9  pasan de ser una práctica común y bien aceptada por las comunidades a convertirse en una actividad tipificada como ilegal por el Estado:

 

El galafardeo es meterse a una mina ajena sin permiso, pero es una tradición que ha existido […] Por ahí en el año 2013 ocurrieron unos despidos masivos de Greystar. Más o menos setecientas personas quedaron desempleadas porque según la empresa el gobierno no la dejaba trabajar [el Ministerio de Ambiente negó la licencia ambiental para realizar minería a cielo abierto], eso generó una crisis económica, de manera que la gente empezó a practicar galafardeo en las minas de Eco Oro, en un inicio parecía que había permiso de la empresa, pero al poco tiempo la multinacional intentó sacar a la gente con el apoyo de la policía, después con el ESMAD [Escuadrón Móvil Antidisturbios] hubo muchas agresiones a la población. Después salió un listado de personas que tenía orden de captura por practicar galafardeo o como ellos le llaman: ‘minería ilegal’. Mucha gente tiene ese resentimiento de que la empresa, de una u otra forma, con el apoyo del Estado ha atropellado a la población (Actor Clave 2, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

Más que un conflicto socioambiental entre un emporio minero y población trabajadora local, este fenómeno hace parte de una coyuntura del capitalismo en su reinvención de la colonialidad y la búsqueda de territorios aún sin explotar (Segato, 2016). La defensa por el territorio común muy pronto deriva a una cuestión de resistencia, en la cual los pobladores apelan a sus tradiciones como alternativa para diferenciarse del proceso homogeneizador de la burocracia laboral extractivista. La defensa por lo común no es muy distinta en los municipios de Vetas y California a la que se vive en el mundo urbano; se podría pensar que los movimientos sociales modernos son fomentados en las ciudades, pero no es así. La población de Santurbán se organiza a partir de su pertenencia al territorio por medio de encuentros locales. Para esta población es necesario ser reconocida en una problemática global10. Las comunidades del páramo buscan crear una acción identificadora común con el territorio, no buscan enaltecer la diversidad u pluridimensionalidad de sus acciones; son campesinos, mineros y obreros, y no pretenden dejar de serlo, solo buscan estar inmersos en una lógica cívica y popular sin violencia:

 

Se han visto marchas y el gobierno lo que ha hecho es mandar al ESMAD, la fuerza pública a que calle la boca, a que levante la gente de las vías, a que pare la gente de sus posturas. Usted sabe que el campesino, sobre todo nosotros que procedemos de un pueblo indígena muy humilde [Chitareros], preferimos dar la retirada a los problemas; nosotros no somos de conflicto, no somos de pelea. Somos gente muy pacífica, lastimosamente de eso se ha aprovechado todo el que llega acá (Actor Clave 3, Comunicación personal, 22 de agosto de 2017).

 

En las urbes las acciones colectivas buscan ser masivas y generar impacto, y para lograrlo evocan antagonismos como agua versus oro. Dicha dualidad no es compartida por los habitantes de Santurbán. Para ellos el agua y el oro no pueden ser vistos como dos elementos opuestos de la naturaleza, de hecho, coexistir con el páramo implica tener la posibilidad de extraer oro y a la vez estar comprometido con la protección del ecosistema. En concordancia con esto, el historiador Armando Martínez Garnica ofrece una opinión a partir de su análisis de la problemática y las acciones colectivas de defensa ambiental. Para él, la médula de la acción colectiva ambientalista carece en algunas ocasiones de un fundamento racionalizado y da rienda suelta a la pasión y la desinformación. Martínez Garnica muestra una perspectiva crítica frente al antagonismo agua versus oro sobre el cual caen las acciones colectivas urbanas generando conflicto:

 

Lo que quería mostrar en ese momento es que me parecía una falacia presentar el problema en términos de Oro versus Agua. ¡Es una falacia absurda! Y lo que no he podido saber en este momento es por qué tanta gente muerde el anzuelo y se come la falacia, al punto de que salen miles de personas a la calle a decir: ‘No nos quiten el agua’. Es una falacia simple, pero de gran éxito popular. Yo trataba de mostrar que queremos las dos cosas, queremos agua y queremos oro, las dos cosas, que no son excluyentes y nunca han sido excluyentes (Armando Martínez Garnica, Comunicación personal, 2017).

 

Para los colectivos en Bucaramanga la visión es muy distinta. Ellos consideran que las movilizaciones sociales sirven como mecanismo de presión para lograr que los distintos órganos del Estado fallen a favor del espacio común, en este caso el páramo; para lograrlo, exploran acciones colectivas que parten desde “lo político”:

 

A nosotros nos han salvado las movilizaciones sociales. La Resolución 1150 del 30 de mayo de 2011 negó la licencia ambiental al proyecto, en parte, gracias a la presión ejercida por nosotros. Los colectivos tenemos incidencia política e incidencia en medios de comunicación, eso es una cosa grande que nos ha permitido visibilizar nuestras demandas (Actor Clave 5, Comunicación personal, 8 de agosto de 2017).

 

En las entrevistas a los miembros del Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán destacan múltiples visiones e intereses que convergen en uno: el porvenir de la población. Pero al preguntarse por la construcción del territorio, las opiniones sobre agua versus oro no tienen consenso. Tal vez una de las visiones que más aglutina a los citadinos es “la defensa del agua es la defensa del territorio” (Actor Clave 5, Comunicación personal, 8 de agosto de 2017). Esta concepción empata el común del agua como elemento aglutinador del territorio, por encima de las experiencias culturales, la tradición o incluso la relación con el paisaje.

 

La defensa de lo común en el acontecer urbano y rural difiere desde el mismo concepto de territorio. La relación estrecha entre la querencia como parte vital del patrimonio, la historia y la economía en Soto Norte es distinta a la preocupación en Bucaramanga por asegurar el agua como elemento vital de la supervivencia. En medio de estas dos visiones distintas aparece la concepción de territorio por parte de las empresas mineras multinacionales, las cuales defienden una concepción cientificista y explotadora de los recursos naturales. La razón de ello, es que se remontan a un largo proceso de capitalización de lo común con beneficios para los Estados y los pobladores, estableciendo programas de inversión asistencial como parte de una política de responsabilidad social empresarial que garantice la aceptación comunitaria de los proyectos y facilite el cumplimiento de los requisitos necesarios para obtener la aprobación de las licencias necesarias para su ejecución. Esto hace que se pierda paulatinamente cualquier apego con el territorio, y solo se considere un espacio determinado como una delimitación a explotar.

 


 

 Conclusiones y recomendaciones

 

Al día de hoy la problemática del páramo de Santurbán no tiene una conclusión irreversible. Si bien la presión de la ciudadanía en Bucaramanga y la resistencia de los pobladores en Soto Norte hacen que Greystar Resources Ltd. desista del proyecto de minería a cielo abierto y posteriormente de uno de explotación subterránea, el interés de distintas empresas mineras extranjeras en las zonas se mantiene. Una problemática como esta es de largo aliento y cuando hay de por medio una riqueza incalculable es muy común que la fricción haga que las relaciones se tornen ásperas dentro de los colectivos, entre los pobladores de los territorios y con “foráneos” que llegan a conocer la problemática.

 

Las experiencias de los años 2010 y 2011 dejan una enseñanza valiosa en cuanto a la construcción de los significados y el interés político que lo común adquiere, en especial con la defensa del territorio. La distinción entre los significantes del mundo urbano y rural no deja de sorprender, el primero está más preocupado por la subsistencia y el futuro del agua, mientras que el segundo lo está por la querencia y el porvenir de su territorio y familias. Además, es importante destacar el papel de las movilizaciones sociales como dinamizador de las opiniones y los cambios acordes con una sociedad de consumo con lógicas neoliberales, pero en medio de ellas aparecen lógicas como las de lo común, que expresan formas distintas para actuar y comprender el mundo.

 

En los municipios de Vetas y California, lo común es defendido a partir de encuentros dispersos, pero que permiten el afianzamiento de la participación social para exponer su cosmovisión de las problemáticas y del territorio. Este sector de la población no pretende enaltecer la diversidad o pluridimensionalidad de sus acciones, la emergencia de su situación lleva a recurrir a la querencia del territorio para incursionar en una lógica cívica y popular que respete su voz y la escuche. En la urbe la lógica es distinta, su búsqueda es el impacto masivo, para ello evoca mensajes antagónicos como agua versus oro, que muevan opiniones y encuentren en el espacio político distintas oportunidades para defender lo común. Se recurre así a la estrategia movilizadora, a la ciencia, el conocimiento y la creatividad. Es necesario entonces trascender el discurso de la movilización social reactiva, si bien en su momento fue útil, a nuevas propuestas políticas y sociales que logren concebir el territorio y lo común como un autogobierno de los seres humanos, las instituciones y las interrelaciones mutuas como una dinámica igualitaria basada en la cooperación entre las sociedades urbanas y rurales. 

 


 

Agradecimientos

 

Esta investigación ha sido posible con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la Universidad Industrial de Santander en el marco del proyecto Estado de excepción, conspiración y represión en Bucaramanga (Código VIE-UIS 2400).

 


 

Potencial conflicto de intereses

 

Los autores de este artículo, Álvaro Acevedo Tarazona, Andrés Correa Lugos y Andrea Mejía Jerez declaramos la inexistencia de conflicto de intereses en la realización de esta investigación.

 


 

 Fuentes de financiación

 

Este artículo es resultado del proyecto de investigación Estado de excepción, conspiración y represión en Bucaramanga financiado por la Vicerrectoría de Investigación y Extensión (VIE) de la Universidad Industrial de Santander (UIS). Código VIE-UIS: 2400.

 


 

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 1 Historiador, especialista en Filosofía, magíster en Historia, doctor en Historia, posdoctorado en Ciencias de la Educación. Profesor Titular de la Universidad Industrial de Santander. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3563-9213. Google Scholar: https://scholar.google.es/citations?user=0ExefsoAAAAJ&hl=es&oi=ao.

 

 2 Historiador y archivista. Candidato a Magister en Historia. Universidad Industrial de Santander. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6477-8001. Google Scholar: https://scholar.google.es/citations?user=dVMGmGkAAAAJ&hl=es.

 

 3 Trabajadora social. Universidad Industrial de Santander. Candidata a Magister en Ciencias Sociales. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales - México. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1051-5812. Google Scholar: https://scholar.google.co.ve/citations?user=0WMcqwQAAAAJ&hl=en&citsig=AMD79orCGFZseiwxb7nlHu7ugdJhaGGbJw.

 

 4 La Asamblea de Santander en el año de 1930 crea las provincias como una alternativa de ordenamiento territorial, entre ellas, la provincia de Soto conformada por los municipios de Bucaramanga, California, Charta, El Playón, Floridablanca, Girón, Lebrija, Los Santos, Matanza, Piedecuesta, Ríonegro, Santa Bárbara, Suratá, Tona, Vetas y Sabana de Torres. Sin embargo, en el año 2005 por una ordenanza de la Gobernación se desintegran las provincias para abrir paso a los núcleos de desarrollo provincial (El Tiempo, 2005). Desde esta lógica se crea el núcleo de desarrollo provincial de Soto Norte, compuesto por los municipios de Tona, California, Charta, El Playón, Matanza, Suratá y Vetas, los cuales cuentan con una población de 38 560 habitantes en un área de 1 665 km2. La razón de esta creación hace énfasis en la consolidación del circuito turístico del oro (Gobernación de Santander, 2005).

 

 5 El ecosistema de alta montaña está conformado por un terreno montañoso elevado, con condiciones geográficas y climáticas particulares en el que existen riesgos para la salud humana, como el denominado “mal de montaña” o “soroche”.

 

 6  La querencia es un concepto metafísico que explica la tendencia de un hombre o animal por regresar al sitio donde fue criado. Ernest Hemingway explica la querencia a partir de la actitud del toro en una plaza: el animal siempre busca hacerse en una parte de la arena en la que se sienta más seguro y fuerte (Hemingway, 1966). De la misma manera el hombre acude a un lugar donde se sienta seguro y fuerte, la mayoría de veces dicho lugar es donde nació o pasó su infancia. Allí el posicionamiento espacial confluye en un vínculo con el arraigo y la memoria haciendo que las personas se sientan seguras o plenas.

 

 7 El ecosistema de páramo está constituido por características geográficas montañosas intertropicales, con predominio de vegetación de muy baja altura, como los frailejones. Se ubica por lo general, desde altitudes de aproximadamente 2 700 m s. n. m. hasta los 4 000 o 5 000 m s. n. m.

 

 8 Un ejemplo de esa tensión a la que son expuestos los actores sociales se evidencia en el caso sucedido al equipo periodístico del Noticiero CM& que fue agredido por una turba de cerca de treinta personas en el municipio de California, cuando se disponían a cubrir la problemática con Greystar Resources Ltd. (Redacción Judicial, 2011).

 

 9 El galafardeo consiste en extraer oro de las montañas de forma artesanal pero informal, es decir, las personas ingresan a las minas ajenas para buscar oro y no cumplen ningún requerimiento legal. No siempre se tiene suerte y muchas veces no se logra encontrar nada de qué sacar provecho. Pero para la población de Santurbán, aunque esta práctica es informal, no la consideran ilegal; para ellos el oro de las montañas por ser parte de la naturaleza, es de todos y por lo tanto lo deben compartir.

 

 10 Según Negri (2006, p. 37) los movimientos sociales están inmersos en un medio sistémico; si estos movimientos afectan cualquier orden estatutario, salarial o social modificará otras categorías del mismo sistema. Por ello, el neoliberalismo convierte a los movimientos en moleculares, son movimientos en los que la multiplicidad atomiza cualquier acción colectiva hasta ser acciones identitarias en común. Esta atomización hace que los movimientos se comporten como órganos sin cuerpo; cualquier reclamo o lucha ganada no afecta en lo más mínimo al sistema.

 


 

Para citar este artículo: Acevedo Tarazona, A., Correa Lugos, A., Mejía Jerez, A. (2022).El páramo de santurbán: reinvención de un territorio a partir de la reapropiación de lo común.Revista Luna Azul(On Line), 54, 143‐159. https://doi.org/10.17151/luaz.2022.54.8

 


 

 

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