Representaciones sociales y desarrollo sostenible en Latinoamérica

 

Paula Marcela Hernández-Díaz1

 

Recibido: 01 septiembre 2018, Aceptado: 10 marzo 2019, Actualizado: 12 diciembre 2019

 

DOI: 10.17151/luaz.2020.50.2

 

 

RESUMEN

 

Objetivos: Este trabajo buscó comparar los objetivos de desarrollo sostenible con las representaciones sociales que los individuos o comunidades de América Latina tienen sobre la pobreza, el hambre, la educación, la igualdad de género, los recursos y los ecosistemas, entre otros. Para ello, el autor investigó cómo el ser humano, inmerso en una comunidad, representa sus recursos, su calidad de vida y cómo su realidad armoniza con el concepto de desarrollo sostenible.

Materiales y Métodos: En esta investigación exploratoria cualitativa se utilizó una revisión sistemática de la literatura y se aplicó la metodología de análisis de contenido a los artículos seleccionados. Las categorías de análisis de la investigación fueron la definición de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas y su programa 2030, en sus cinco áreas: Gente, Planeta, Prosperidad, Paz y Comunidad.  

Resultados: Se encuentra del análisis de las representaciones sociales que estas obedecen a la causalidad, justificación y diferenciación social y se mueven en diferentes esferas de realidad o múltiples realidades. La mayor parte de los casos mostraron que los conceptos y los logros que buscan las Naciones Unidas son diferentes de lo que los individuos entienden y viven.

Conclusiones: Las representaciones sociales reportadas en la literatura frente a la situación actual de pérdida de biodiversidad, contaminación y agotamiento de recursos naturales, diferencias sociales e inequidad, aunque escasas, sugieren que es importante cuestionarse sobre si los objetivos de desarrollo sostenible se cumplirán para el 2030. Este trabajo es solo una fase exploratoria del análisis de la literatura encontrada en Latinoamérica. Al encontrarse pocas investigaciones en el tema, se infiere necesidad en investigaciones en las representaciones sociales del desarrollo sostenible. Otras futuras investigaciones pueden incluir análisis de los resultados con métodos mixtos para llegar a conclusiones que aumenten la confiablidad de los hallazgos latinoamericanos.

 

Palabras clave: representaciones sociales, desarrollo sostenible, pobreza, recursos naturales

 

Social representations and sustainable development in Latin-American

 

ABSTRACT

Aims: This work sought to compare the sustainable development goals with the social representations that individuals or communities in Latin America have about poverty, hunger, education, gender equality, resources and ecosystems, among others. Thereof, the author researched how the human being, immersed in a community, represents its resources, its quality of life, and how its reality harmonizes with the concept of sustainable development.

Materials and Methods: This qualitative exploratory research used a systemic literature review and applied the content analysis methodology to the selected articles. The research categories of analysis were the definition of sustainable development of the United Nations and its agenda 2030, in its five areas: People, Planet, Prosperity, Peace and Community. 

Results: The analysis of social representations shows that they are based on causality, justification and social differentiation and that they move in different spheres of reality or multiple realities. Most cases showed that the concepts and achievements sought by the United Nations are different from what individuals understand and experience.

Conclusions: The social representations reported in the literature found regarding the current situation of biodiversity loss, contamination and depletion of natural resources, social differences and inequity, suggest the relevance of questioning whether the sustainable development objectives will be met by 2030. This work is only an exploratory phase in the analysis of the literature found in Latin America. Since the literature review shown that little research has been done on the subject, it could indicate the needed of research on the social representations of sustainable development. Other future research may include analysis of the results with mixed methods to reach conclusions that increase the reliability of the Latin American findings.

 

Keywords: social representations, sustainable development, poverty, natural resources

 

 


 

 

Introducción

 

Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas-ONU (2015) como un “plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad” (pp. 1-2). Con su objetivo de fortalecer la paz universal, considera “la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, como el mayor desafío a que se enfrenta el mundo” por constituirse como requisito indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible (p. 1-2). La agenda, que entró en vigencia el 1 de enero de 2016, estableció los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las 169 metas asociadas a su cumplimiento, agrupados en las cinco esferas, consideradas por la ONU de importancia crítica para la humanidad: las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas. Además, se compromete en que su cumplimiento “mejorará notablemente las condiciones de vida de todas las personas y nuestro mundo se transformará en un lugar mejor” (ONU, 2015, p. 1-2)

Para el establecimiento de los ODS y la agenda 2030 se partió de una consulta y encuesta mundial, involucrando más de un millón de personas. Este proceso permitió la participación directa de la sociedad civil y en cierta medida capturó sus opiniones mediante el debate y la encuesta (Heider, 2015; ONU, 2013, 2014). Como se concluye en el reporte de síntesis del Secretario General

 

 

Todas las voces han reclamado una agenda centrada en las personas y con conciencia planetaria que asegure el respeto de la dignidad humana, la igualdad, la ordenación del medio ambiente, economías saludables, la libertad para vivir sin miseria y sin temor y una asociación mundial renovada para el desarrollo sostenible. (ONU, 2014, p. 13)

 

 

Esa conciencia de los individuos, la conceptualización de lo real a partir del conocimiento y vivencias que lo conforman, la manera en que se constituyen en “actores sociales”, es objeto de estudio de las representaciones sociales (RS). Al ser estas una forma de conocimiento particular, socialmente elaborado, que componen el saber de sentido común de un grupo o sociedad, sirven como guía y orientadoras del comportamiento (Jodelet, 1986). Así, las RS ayudarán a entender lo que el individuo, el grupo o comunidad verdaderamente tienen interiorizado, siendo de gran utilidad al momento de analizar la cualidad diferenciada del sistema de valores y normas de conductas subyacentes en cada contexto ideológico-político (Gutiérrez, 2011).

 

Como lo expone Alonso (2008), quien dice que vivimos en una época de incertidumbres sobre el futuro del hombre y el planeta por las condiciones que el mismo ser humano generó, también vivimos una crisis conceptual en el campo del conocimiento social. Esta crisis perpetúa el círculo vicioso de proponer alternativas y soluciones que no terminan siendo incorporadas por los grupos sociales y que obligan a proponer de nuevo sin llegar al logro de la solución del problema. Por citar, los estudios sobre pobreza han sido asumidos por las ciencias económicas, por ejemplo, bajo la medición del índice de Gini, para mostrar las brechas y cómo se ha mejorado el descenso en las desigualdades (Pérez, 2013). Solo hasta los años 90 se observó el inicio de estudios en ciencias sociales sobre esta problemática (Dakduk, González y Malavé, 2010).

 

Es importante considerar que para el logro del desarrollo sostenible, sería necesario, como lo plantea Devés-Valdés (2011), pensar el mundo considerando e involucrando todos los actores y no únicamente a los estados-nación y sus representantes, dando origen a lo que él considera “planética” como el resultado de considerar todos los agentes con sus particularidades, diferencias, complejidades, formas de poder y regulación diversas, incluso sin ciudadanía; donde no se niega la necesidad de la gobernanza global para tener orden y solución cordial a las problemáticas mundiales.

Por esta razón, este artículo busca analizar lo que establece las Naciones Unidas en cuanto a objetivos y metas y lo que se manifiesta desde la sociedad latinoamericana, haciendo uso de las RS.  Para esto el documento expone los conceptos en las cinco esferas establecidas en la Agenda 2030 y relaciona los hallazgos de investigaciones latinoamericanas en RS, para dar una visión general a la posibilidad, o no, de logro de los ODS aprobados por las naciones del planeta. Al final, a modo de conclusión, se expresa si el cambio social y el compromiso necesario que pide la agenda 2030 podría ser asumido en Latinoamérica para el logro del desarrollo sostenible

 

 


 

 

Método

 

Esta es una investigación cualitativa de tipo exploratorio. Se seleccionó una revisión sistémica de literatura para responder a la pregunta de investigación siguiendo la metodología de cinco fases empleada por Denyer y Tranfield (2009).

En la fase 1 se formuló como pregunta de investigación ¿cuáles son las representaciones sociales manifiestas en la literatura latinoamericana sobre las cinco esferas del desarrollo sostenible? En la fase 2 se ubicaron los estudios relevantes que mostraron las RS de diferentes actores a nivel latinoamericano en los temas de análisis extraídos de los documentos de las Naciones Unidas sobre los ODS. Se definieron como fuente de búsqueda las bases de datos Redalyc y las bibliotecas CLACSO y FLACSO como fuentes de divulgación científica en las áreas de ciencias sociales que incluyen investigaciones sobre representaciones sociales de diversos temas. Se buscaron investigaciones publicadas usando las palabras de búsqueda Desarrollo Sostenible (sustentable) y representaciones sociales en combinación con los conceptos establecidos para cada esfera que incluyen: pobreza, igualdad, educación, medio ambiente y recursos naturales, prosperidad, paz-conflicto-violencia, alianzas. Los años de búsqueda se establecieron entre 2010 y 2016. En la fase 3 se evaluaron y seleccionaron 50 artículos de los 250 artículos resultantes de la búsqueda. En la fase 4 se analizaron los artículos seleccionados, buscando las representaciones sociales explícitas para asociarlos al presente documento de carácter exploratorio y reflexivo. Al ser una fase exploratoria para conocer la existencia o no de las RS en el tema de estudio, no se realizaron codificaciones ni meta-análisis. En la fase 5 sobre reporte de hallazgos se exponen los hallazgos y la discusión de resultados.

 

Hallazgos y discusión de resultados

 

Esfera 1. Gente: pobreza, igualdad, educación

 

Pobreza

 

Esta es la esfera de mayor cobertura y por ende de mayor compromiso por parte de las naciones, las comunidades y los individuos. La erradicación de la pobreza es el componente central e interdependiente con los otros componentes (ONU, 2014). Aunque los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) mostraron una reducción de la pobreza extrema a nivel general, la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor; estamos en una era de grandes carencias y desigualdades a pesar de los altos avances tecno-científicos que se han alcanzado (ONU, 2014) y la región con mayor desigualdad en el planeta es Latinoamérica (Jacob, 2012)

 

La ONU ha definido la pobreza como “la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información. La pobreza depende no solo de ingresos monetarios sino también del acceso a servicios”  (ONU, 1995, pp. 57). Por lo tanto, termina siendo un concepto de niveles de ingreso para unos estándares de vida que establece la sociedad.

En Latinoamérica se asocia la pobreza con carencia y necesidad y se atribuye a la falta de oportunidades, ingresos y desigualdad (Imhoff y Brussino, 2015). Su solución está focalizada en la educación que facilita la consecución de trabajo y su dependencia a que se presenten oportunidades, haya equidad e igualdad (Denegri et al., 2010).  Los pobres se representan como culpables de su situación, debido a las desventajas que se acumulan durante su experiencia biográfica, generando un progresivo debilitamiento de los lazos que mantienen y definen la condición de pertenencia en una sociedad. Esta representación no solo es internalizada por los propios pobres, sino que va acompañada de una marcada estigmatización y una demonización de sus lugares que degradan simbólicamente a quienes lo habitan descalificándolos y marginándolos socialmente (Bayón, 2012). 

 

Los patrones de calidad de vida son establecidos por como satisfacen las necesidades los países ricos, que se ven reflejados en pautas de consumo. Esta es una bola de nieve: a mayor nivel de ingreso, mayor consumo; a mayor consumo más necesidad de recursos y más desechos (aumenta deterioro ambiental); los ricos tendrán y querrán más productos, aumenta el consumo y a los pobres cada vez les quedará más difícil lograr esos estándares, además de tener menos recursos. De igual manera aplica para la desigualdad entre países. No es claro si considerar la erradicación de la pobreza como avance o como concepto errado de desarrollo sostenible, porque implícitamente lo que se alimenta es el aumento del consumismo y el deterioro de los recursos naturales de los que se debería favorecer toda la humanidad. La situación se agrava al descubrir que en países industrializados donde no deberían existir pobres, se presentan brechas significativas socioeconómicas y alta exigencia hacia el consumo no sostenible.

 

Boff (1996) referencia a San Francisco de Asís quien defiende la idea de que no hay que acabar con los pobres, vista como pobreza esencial aquel modo de ser humano que “permite que las cosas sean; renuncia[ndo] a dominarlas, a someterlas y convertirlas en objeto de la voluntad de poder humana, renuncia[ndo] a estar por encima de ellas para colocarse al lado de ellas” (p. 267). Esto sugeriría que hay que acabar con el instinto de posesión y de satisfacción del deseo.

 

Igualdad

 

La igualdad tanto de género como social, por la que propende la ONU (1948), establece que las personas son iguales en cuanto a derechos y deberes sin tener en cuenta su género y que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

 

En Latinoamérica, como región de mezclas raciales, es común encontrar discriminación independiente de la posición económica. Así lo demuestran estudios en Perú, donde los afro-peruanos son considerados poco honrados; los descendientes asiáticos, trabajadores y emprendedores; los blancos, ricos y exitosos. Sin embargo, para los grupos económicamente menos favorecidos, los blancos son identificados como individualistas y corruptos, generando manifestaciones de odio y resentimiento que confluye en conflicto y violencia (Benavides, Torero y Valdivia, 2006; Espinosa, Calderón-Prada, Burga y Guímac, 2007).

 

Las afro-descendientes, indígenas, mestizas y feministas latinoamericanas, demuestran que el poder patriarcal y capitalista, en conjunto con el sexismo, racismo, clasismo y la hetero-normatividad, afectan la producción de conocimiento y la vida misma de las mujeres resultando la opresión, la subyugación y la diferencia principalmente económica (Rodríguez e Ibarra, 2013). Por esto, el surgimiento del movimiento entre el ecologismo y el feminismo, denominado ecofeminismo (Álamo y Valdivieso, 2018), se ha ido fortaleciendo en Latinoamérica proponiendo un modelo de desarrollo compatible con la conservación del medio ambiente (Saldana, 2015). Para este grupo la dimensión de cuidado y sostén de la vida, al retornar a las logicas patriarcales, hace que en el seno de la familia la mujer sea la encargada de estas dimensiones, aumentando la violencia y la explotación de las mujeres (Álamo y Valdivieso, 2018, p. 6)

 

Educación

 

La educación se ha considerado base fundamental para el cambio hacia el Desarrollo Sostenible. El logro de la enseñanza primaria universal fue el segundo de los ODM y promover la igualdad entre sexos y el empoderamiento de la mujer se constituyó en el tercero. Estos dos componentes, educación e igualdad, permanecen en los ODS.

Sin embargo, en lo referente a las RS, se ha encontrado que los profesores de Educación primaria, en muchos de los países latinoamericanos, son mayoritariamente mujeres de escasos recursos económicos, que encontraron como alternativa de vida y subsistencia la Licenciatura en Educación. Esta profesión es sinónimo de progreso y saber, pero su remuneración no es satisfactoria y en muchas ocasiones recibir un aumento salarial puede estar condicionado a una carrera magisterial, regulada generalmente por el gobierno y supeditada a condiciones burocráticas que dificultan o envician  los procesos (Corral y Robles, 2013).

 

El docente se siente poco integrado a sus escuelas y poco reconocido y valorado socialmente, teniendo comentarios como “el medio donde trabajo no sabe valorar la dedicación como docente sino la popularidad como persona o la posición social”, (Kepowicz, 2007) y donde la percepción de carencia de capacitación y trabajo colaborativo entre los actores educativos, llevan al rechazo o la resistencia impidiendo el trabajo en beneficio de los niños, que son la razón del trabajo educativo (Castro y Vidrio, 2012)

 

Estas características socio-económicas y socio-políticas inciden en la calidad de la educación básica en los países latinoamericanos y la motivación del cumplimiento del trabajo docente y por esto no es casual que se encuentren entre los mal calificados en pruebas mundiales de educación como la Prueba Pisa. Así, el propósito de garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, se verá comprometido sabiendo que desde las condiciones de equidad y calidad de los docentes no se está cumpliendo.

 

Por otro lado, los pueblos ancestrales afrodescendientes e indígenas, considerados grupos minoritarios y pobres, se consideran “herederos de una sociedad signada por las relaciones fatídicas de superioridad/inferioridad que impulsó el colonialismo” (Maidana, Colangelo y Tamango, 2013) y defienden su educación por ser una herramienta para debilitar la colonización que educa para la diferencia y que hoy perpetua el capitalismo (Botero-Gómez, 2015). Para el 2015, 757 millones de adultos aún eran analfabetas en el mundo, pero el porcentaje de analfabetismo en Latinoamérica está entre el 80 y 100% en jóvenes y adultos (UNESCO, 2015), queda la incertidumbre de si los pueblos indígenas podrán conservar sus sistemas educativos en contra del capitalismo y en favor de la naturaleza.

 

Esfera 2. Planeta: medio ambiente y recursos naturales

 

Las condiciones ambientales del planeta son la base del surgimiento del desarrollo sostenible por las múltiples consecuencias desfavorables ocasionadas por la actividad humana (UN, 1992). Son cuatro los componentes del ecosistema tierra que la ONU considera explícitamente en sus ODS: agua y saneamiento, cambio climático, océanos y recursos marinos, ecosistemas terrestres y biodiversidad (ONU, 2016).

 

Es evidente en las RS en Latinoamérica la relación del ambiente con el agua, bien como significado de vida y proveedor de salud (Polli y Camargo, 2015a), como elemento sagrado y de uso ancestral (Argueta y Castilleja, 2008), como derecho fundamental (Const., 2008, art.12; Const., 2008, art.373;T-740/11,2011), como recurso que se puede agotar por la falta de cuidados y la necesidad o dependencia para la vida (Polli y Camargo, 2013)

Las RS del medio ambiente tienen una connotación antropocentrista, tanto utilitaristas, pactuadas y culturales (Flores, 2008), al identificarlo como recurso, sustento de vida y proveedor  (De Souza y De Góes, 2011), pero también naturalistas al relacionarlas con los elementos de la naturaleza y los seres vivos (Aires y Bastos, 2011; Martínez y Loose, 2015; Pérez, Porras y Guzmán, 2013; Valdéz, 2011).

 

En los años 60 y 70 la RS del medio ambiente se relacionaba con los desastres naturales, la contaminación del agua por fuentes industriales, el suministro de agua potable y saneamiento básico. Para finales de los 90 e inicios de siglo XXI, las políticas de conservación, control de especies y sus hábitats; entre 2008 y 2012 la caza y pesca ilegal, la contaminación atmosférica y el calentamiento global son las principales RS. Así, se ha pasado de una concepción del ambiente como un ataque de la naturaleza a los hombres, migrando a un atropello contra esta y actualmente un padecimiento de las consecuencias por la actividad humana (Polli y Camargo, 2015b). Polli y Camargo (2015b) encuentran que desde la RS el medio ambiente está conformado por cuatro clases: los recursos y sus características, los problemas ambientales, su preocupación por el cuidado mediante la necesidad de educación ambiental, y la importancia para la vida mediante sus servicios como por ejemplo de aprovisionamiento medicinal.

 

Latinoamérica presenta una riqueza en recursos naturales que han sido explotados y usados por los países industrializados. Se extraen los recursos de la región para ser usados como materia prima y luego volver a traerlos a estos pero como producto terminado, que fortalece el sistema capitalista – consumista y favorece la pérdida de biodiversidad y agotamiento de recursos (Leonard, 2010). Con el estudio de las representaciones sociales en grupos indígenas, para quienes el medioambiente es interpretado como el entorno, como la naturaleza que los rodea (Quiroz, 2019),  se encuentra en la literatura que para que no haya degradación ambiental es necesario el conocimiento y estrecha convivencia con el ecosistema, aprendiendo para poder satisfacer las necesidades de la comunidad (Tapia y Grijalva, 2012), tal como lo promueve el concepto de desarrollo sostenible de la ONU.

 

Esfera 3. Prosperidad

 

La ONU la define como el desarrollo de una economía sólida, inclusiva y transformadora (ONU, 2014); sin embargo, el indicador de desarrollo humano asociado a la calidad de vida esta medido en términos del PIB per cápita, la esperanza de vida al nacer, el indicador de educación compuesto por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa de matrícula en educación primaria, secundaria y terciaria (CPC, 2009).

 

El objetivo 8 busca promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Así, los ODS en términos de prosperidad fortalecen el crecimiento económico y por ende el capitalismo y la diferenciación socioeconómica. En palabras de Betto (citado en Cubainforamción,2016) “el capitalismo es un sistema monetario en el que los derechos humanos están sujetos a los caprichos del Mercado”. Esto se demuestra en las RS sobre las diferencias sociales y económicas donde los estratos sociales han entrado a formar parte del imaginario colectivo acerca de la división ciudadana. Por ejemplo, en Colombia señalan como pobres a los residentes de los tres primeros estratos, entre seis en total, denotando un mundo de representaciones sociales de segmentación e injusticia (Uribe y Pardo, 2006)

 

Como RS el progreso es directamente dependiente del esfuerzo o del talento individual, lo demuestra Imhoff y Brussinu (2015), en estudios que establecen las diferencias entre ricos y pobres desde la infancia, asociando los ricos a famosos y políticos y estableciendo  la educación y el esfuerzo como el medio para salir de la pobreza por ser la vía de acceso al trabajo. En estas RS, los medios de comunicación generan prototipos y referentes sociales a seguir y refuerzan la legitimización de inequidad e injusticia, culpabilizando al individuo por su desventajada condición social (entiéndase económica) y responsabilizándolo de su baja prosperidad y progreso.

 

Estas aproximaciones promueven ir a la clave de la modernización y no quedarse con que la prosperidad es lo que el mundo occidental alcanza: industrialización, urbanización y crecimiento económico. Asociando modernización con prosperidad, y extrapolando el pensar de Mazrui (2001), es necesario que Latinoamérica se “indigenice”, es decir, localice los recursos, deje de pensar como europeos y piense como latinoamericanos, utilizando todo lo que se pueda de lo propio. Es necesario generar “productos mejor hechos, transparencia en el quehacer público, respeto del otro, gobierno legítimo, vida buena y sana, calidad de vida, existencia con mayor justicia, libertad, autodeterminación, respeto y paz” (Devés-Valdés, 2011, p. 135). Esto significa poner fin al derroche de recursos del capitalismo basado en la producción a gran escala de productos innecesarios y/o nocivos, diseñados para la obsolescencia, donde la generación de utilidad para las grandes corporaciones es la meta. El cambio que se necesita es producir bienes útiles, duraderos y realmente necesarios (Löwy, 2013). La concepción de comunidad, uso adecuado de recursos, economía de excedentes son alternativas viables y que se tienen que defender para no caer en la subyugación del capitalismo como señalan las comunidades indígenas y campesinas de México y otras regiones latinoamericanas (Barkin y Lemus, 2015).

 

Esfera 4. Paz: paz-conflicto-violencia

 

Es evidente en los imaginarios sociales y la memoria colectiva de los pueblos latinoamericanos la categorización social producto de la conquista y expansión europea, dominada por la española y nutrida por luchas y situaciones de conflictos sociopolíticos prolongados, que conllevan sucesos de agresión, muerte y destrucción. Estos fenómenos se van internalizando hasta hacer cotidiano y legitimando la convivencia con la violencia como modo de poder y control social (Espinosa et al., 2007).

Esta polarización, de acuerdo con las RS, es causada por la evidente inequidad y exclusión social, producto de las condiciones de pobreza, desempleo, violencia que sufre la denominada base de la pirámide, que es la mayoría de la población latinoamericana. Adicionalmente, las prácticas autoritarias y corruptas del ejercicio del poder, el clientelismo, el deterioro de la credibilidad de las instituciones, el descrédito de los partidos tradicionales y los patrones de comportamiento asociados al consumo, a la corrupción y al manejo de influencias en la vida pública (Lozada, 2004), hacen que se debiliten las posibilidades de la eliminación del conflicto y las guerras.

 

Durante el conflicto se han expresado e incrementado los estereotipos, las descalificaciones, la discriminación y la exclusión del otro a través de referencias a la condición de clase, etnia, raza, sexo u otras características individuales, grupales o partidistas, alimentando los imaginarios militaristas, religiosos, revolucionarios que perpetúan la falta de paz (Agudelo y Botero, 2011).

 

Las personas que se sienten o viven en lugares marginados o son enfrentados a condiciones de desigualdad se ven sometidos a situaciones de conflicto social, económico y políticos (principalmente de justicia) que generan alta tendencia a la violencia como medio de solución a sus carencias (Solarte, 2010). Adicionalmente, el concepto de progreso, resumido como riqueza, ha llevado a que en Latinoamérica  se de el fenómeno de la narco cultura, el cual se inserta creativamente en los actores sociales, principalmente los jóvenes que encuentran en ella una vía fácil y legitimada, gracias a los canales privados de televisión, para salir de pobres (Wilches, 2014).

Para reconstruir el tejido social y lograr la paz, definida desde la ONU como el “conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos atacando a sus raíces a través del diálogo y la negociación entre los individuos, los grupos y los estados” (UNESCO, 2016), son necesarios la despolarización social, la lucha contra la impunidad, la reparación social y la construcción de ciudadanía (Beristain y Páez, 2000).

 

En esta construcción de ciudadanía, se encontró en la búsqueda bibliográfica una alta relación con el rol que en esta tiene la educación. “La educación constituye para los jóvenes universitarios la vía natural para construir el cambio” (Cárdenas, Rodríguez y Fernández, 2017, p. 103). En este juega un papel importante el rol del docente, no solo desde la inclusión y cumplimiento del currículo sino desde el punto de vista objetivo y claro, fruto de una buena formación en metodologías pedagógicas, para corregir imaginarios colectivos de los estudiantes. Por ejemplo, cuando recurren a las riñas estudiantiles para no ser vistos como cobardes, abordando de otra manera los principios civiles y ciudadanos, incentivando el cambio de pensamiento (Bascopé, Bonhomme, Cox, Castillo y Miranda, 2015). También en su intervención durante los momentos de esparcimiento, porque de acuerdo a las representaciones sociales de alumnos, docentes y padres de familia, este espacio es concebido como “parte fundamental del desarrollo social de los [alumnos]… debe permitir a la vez desarrollar un ambiente de interacción social, de recreación, de convivencia pacífica, de justicia y de construcción de ciudadanía en las escuelas” (Morales y González, 2017, p. 141). Lamentablemente, en Latinoamérica la docencia no es símbolo de prestigio (Wilches, 2014) y sus RS frente a la política, es que está identificada con intereses particulares de las autoridades más que con el bien del pueblo (Kepowicz, 2007).

 

Port otro lado, para los estudiantes la paz comprende la cultura de la paz, ambientes y acciones de paz, y dubitaciones sobre la paz (Cárdenas et al., 2017, p. 103). Particularmente las universidades son percibidas como un lugar propicio de actuación por ser un espacio incluyente, diverso y multicultural. Para estos actores la  paz  es “una forma de vida donde predominan valores como el respeto y la tolerancia, que permite [además de] resolver los conflictos sin utilizar la violencia, la construcción de humanidad” [y]  “la búsqueda del bien común y la fraternidad” (Cárdenas et al., 2017, p. 94). Sin embargo, en la universidad, además de haber desconocimiento y dudas sobre los procesos de paz, los currículos y las practicas docentes no son vistas con enfoque a la formación hacia la paz.

 

Esfera 5. Comunidad: alianzas

 

La sociedad capitalista, regente en Latinoamérica, puede clasificarse en estados de libre comercio, bienestar social y economías mixtas. Los defensores del neoliberalismo exponen que el libre comercio competitivo es la promesa para acabar con la pobreza mundial, el desempleo y las crisis económicas, soportado en que los principios de este serán conseguidos con ayuda de los organismos internacionales. Sin embargo, Shaikh (2007) expone cómo los países que no son fuertes ni competitivos en un mercado globalizado de libre comercio terminarán con un permanente déficit que será cubierto con endeudamiento externo y, por lo tanto, practicar el neoliberalismo en los lugares más pobres del mundo es un deporte cruel.

 

Por su parte, Sachs (2011) sustenta que el estado de bienestar es el que supera la pobreza y la desigualdad por tener una distribución más equitativa de los recursos, mejor nivel de vida y por ende mayor prosperidad. Lograr que este modelo sea absorbido en Latinoamérica requeriría que las personas tuvieran gran confianza y se identificaran con los beneficios de los programas gubernamentales.

 

Uno u otro sistema requeriría que las alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil con Latinoamérica para el logro de la agenda de desarrollo sostenible (ONU, 2016) sean fortalecidas. Estas alianzas involucran diferencias en las negociaciones y conflictos entre los actores, como también procesos de construcción de sentido, de creación y circulación de significados y de prácticas de re-significación. En estas alianzas cada actor trae consigo sus significaciones e interpretaciones de la experiencia social en su ámbito local o nacional y en el mundo (Mato, 2004).

 

Las prácticas intelectuales ancestrales, la transdisciplinariedad, pluriversidad y buen vivir, son algunas de las RS que se deben fortalecer por ser responsabilidad de todos para el logro del desarrollo sostenible vistas y entendidas desde el sur. Estas podrían entenderse como aplicaciones de conocimiento local, que han mostrado estar en función de las características particulares del contexto local, la estructura y trayectoria familiar o grupal y la construcción social del territorio (Flores y Corona, 2016). Estas prácticas podrían fortalecer las alianzas que aprecien la diversidad epistémico culturales y singularidades socioculturales como elementos transformadores y conservadores del bien común: la tierra (Valencia, Jiménez  y Tobar, 2014).

 

 


 

 

A modo de conclusión

 

El haber encontrado representaciones sociales en Latinoamérica sobre la pobreza, la igualdad, la educación, el medio ambiente, la prosperidad, las alianzas y la paz, ha servido como una herramienta exploratoria para la comprensión de las dinámicas socioculturales frente al desarrollo sostenible. Como lo expone Jodelet (2008), el estudio de las representaciones sociales lleva a considerar las relaciones entre el pensamiento y el cambio social, ya que con respecto al sistema de normas dominantes, en función del cual ha sido fijado su sentido, desempeña roles que le son impuestos por un lugar social, sin autonomía frente a una sociedad regida por los imperativos del poder y del lucro.

 

Las RS encontradas parecieran sugerir que el conocimiento ancestral y las prácticas indígenas pueden tener un gran aporte a encontrar respuestas a la solución o alcances del desarrollo sostenible. En primera instancia, como puede deducirse de los resultados, es necesario conocer el entorno, el ecosistema, respetarlo y preservarlo aprendiendo de él cómo satisfacer las necesidades que tenemos como especie, esto concurre en las esferas planeta y prosperidad. En segundo lugar, el compartir los conocimientos, en este caso local y ancestral, y el diálogo entre actores son formas de generar lazos de conocimiento y confianza para el logro de los ODS porque se aprende del otro y con el otro, aportando en las esferas Paz y Comunidad.

 

La esfera gente, por su parte tiene un especial enfoque en la pobreza. La pobreza, de acuerdo con las RS expresadas en las investigaciones referenciadas, es relacionada con la falta de oportunidades, educación de mala calidad y por enmarcar al ser en un contexto de desigualdad y diferencia que conlleva al conflicto generador de violencia. Pareciera ser, entonces, su erradicación la base de la solución de muchas de las problemáticas que enfrenta el desarrollo sostenible. Pero más que la erradicación de la pobreza, y al entender que los pobres inmersos en sus representaciones, en su manera de ver el mundo, terminan haciendo parte de la polarización social, es razonar que su alimento es el consumismo, en síntesis, el capitalismo que los produce. Por lo tanto sería importante no estudiar las representaciones sociales de los ricos, así como sus simbolismos sociales favoreciendo el entendimiento de las relaciones sociales que generan desigualdad e injusticia social (Gentili, 2016).

 

Las representaciones sociales encontradas en la investigación corroboran la posición de Martínez (2014) acerca que el desarrollo sostenible promovido por la ONU nutre la representación de los pobres en función de los procesos y las prácticas del modelo capitalista, y también la posición de Gunderson (2015) quien argumenta que el desarrollo sostenible distrae la atención de las raíces de la degradación ambiental y social, como las relaciones de capitalismo y producción, y por lo tanto legitima la continuación de la explotación de la gente y el ambiente. Así, sin un cambio radical en la política y la economía los ODS podrían estar condenados a no cumplirse. 

Sin embargo, este estudio también demuestra, cómo lo expone Lockie (2016), que los estudios sociológicos tienen un gran potencial para ayudar al logro del desarrollo sostenible (que es más que el cumplimiento de los ODS), determinando quien debe decidir, quien actúa y quien se beneficia para aprehender e influenciar las relaciones sociales que, aunque pueden existir, aún parece no tener la relevancia ni la credibilidad para fortalecer la verdadera sostenibilidad.

 

Este trabajo es solo una fase exploratoria del análisis de la literatura encontrada en Latinoamérica que, además, fue limitada. Los resultados pueden estar sesgados a los documentos encontrados y posiciones del autor. Se recomienda profundizar más en la búsqueda de investigaciones de las RS del desarrollo sostenible y sus componentes. Asimismo, realizar análisis de los resultados con métodos mixtos para llegar a conclusiones que den mayor confiabilidad frente a la posición que se tiene en Latinoamérica frente al desarrollo sostenible y su cumplimiento.

 

 


 

 

Potencial Conflicto de Intereses:

 

El autor declara no haber tener conflicto de intereses durante la realización de la investigación.

 

 


 

 

Fuentes de financiación:

 

La presente investigación se realizó con el apoyo de la Universidad EAFIT.

 

 

 


 

 

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1 Master in Environmental Technology and Management- De Montfort University-UK. Profesor Asistente- Universidad EAFIT. Medellín, Colombia. E-mail: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. Departamento Ingeniería de Procesos. ORCID: 0000-0003-1088-2206. Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?user=fcukVmwAAAAJ&hl=es

 

 


 

 

Para citar este artículo: Hernández-Diaz, P. M. (2020). Representaciones sociales y desarrollo sostenible en Latinoamérica. Revista Luna Azul, 50, 23-39. Doi: 10.17151/luaz.2020.50.2

 

 


 

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